Sobre mi
Mi nombre es Luiza Beatrice soy una mujer amable, madura, radiante y vivo mi vida con alegría, abundancia y llena de energía.
Elijo mi destino con valentía y compasión tanto para mí como para los demás. Soy clara, concisa y confío en mí, tal y como soy.
Asumo la responsabilidad de mi vida y de todas las personas que me importan. Celebro la vida y me conecto con los demás con amor y paciencia.
¡Le sonrío a la vida y me elijo con amor!



Mi camino
Nací y crecí en el barrio de Ianche, Tache y Cadar, en Podul Pescariei, en Barlad, lo que me fue muy útil, en el sentido de que vivía entre la gente, así llamaba mi abuela a todos. La religión, o la cultura no importaba, todos éramos gente del barrio. Este fue el sello que luego se materializó en:
¡Una Humanidad, un solo Creador!
Elegí una familia que me ayudó enormemente a recordar quién soy realmente, a poder cultivar mis sentidos y sentimientos de manera especial, siempre escuché a mi Intuición, seguí con valentía cada guía, justo por lo que viví, experimenté, respondí con alegría a cada desafío.
También he respondido a los programas implementados por los padres, los abuelos, la escuela, la religión, la sociedad... Estudié, formé una familia (una grande), trabajé en los sistemas de la sociedad durante unos 20 años y sigo manteniendo un equilibrio entre las responsabilidades que vienen con los roles de madre, esposa, empresaria. Me gusta combinar con la ALEGRÍA de manifestarme, de viajar, de crear espacios de apoyo, de seguir experimentando la vida. Todo junto con la práctica, la práctica y de nuevo la práctica... Lo que no es experiencial, no se trata de mí, es de otro sector.
Eso me llevó a emigrar hace 20 años. Elegí España como mi país de adopción, la zona norte, concretamente en la frontera con el País Vasco, una zona muy parecida a Rumanía. Una zona en la que todavía se realiza la trashumancia y se trabaja la madera y el cuero, al igual que se sigue haciendo en Rumanía, en algunas zonas.
Aquí traje al mundo a tres almas: María, Elena y Teodora, con quienes, junto a mi marido Fernando, llevé el luto migratorio, crecimos, lloramos, reímos y enterramos a nuestros padres. Durante 20 años he vivido etapas difíciles, bonitas, pero sobre todo necesarias para el proceso de crecimiento de cada uno.

Crecimiento y realización a través del autoconocimiento
Paso a paso logré descifrar la historia de mi vida. Expresé mi gratitud por los éxitos conseguidos, superé cualquier desafío e incertidumbre y me levanté después de cada pérdida. Fue un viaje bonito, abundante en lecciones y que continúa hoy, porque la trayectoria se construyó gracias a la confianza de las personas, tanto a nivel personal como organizacional.
Principalmente adquirido y mi trabajo, apoyo a las personas a tomar conciencia de su Poder, pero también a reconectarse con todo su potencial, a buscar nuevas formas de encontrar soluciones. La interacción se basa en la confianza absoluta, que surge de los recursos del cliente. Aquellos que eligen tomar la iniciativa frente a las dificultades cotidianas de OTRA MANERA han asegurado la capacidad suficiente para navegar y buscar nuevas soluciones y objetivos.
Trabajo con mucha pasión y confianza, priorizando la privacidad de las personas a través de la confidencialidad. Todo se desarrolla en un ambiente seguro y confortable, que exige la creación de espacios de autodescubrimiento y crecimiento personal (tanto espiritual como profesional).